lunes, 7 de enero de 2008

POR UN RECUERDO ESCRIBO ESTO

Una amiga, hace unos días escribió en su blog un post sobre " Las manos"
Para mí como pintora, las manos siempre fueron algo muy "especial".
Hoy recordé una historia, que seguramente muchos de vosotros conoceréis . Es la historia de un célebre pintor Alberto Durero
Durero
Nacionalidad:Alemana Nüremberg (1471)-(1528)
Estilo: Pintura Flamenca.

Aquí comienza la historia o este relato , que transcurrió en el siglo xv, en una pequeña aldea cercana a Nüremberg. Vivía una
familia con varios hijos.
Para poner pan en la mesa para todos, el padre trabajaba casi 18 horas
diarias en las minas de carbón,
y en cualquier otra cosa que se presentara.
Dos de sus hijos tenían un sueño:
querían dedicarse a la pintura.
Pero sabían que su padre jamás podría enviar
a ninguno de ellos a estudiar a la Academia.
Después de muchas noches de conversaciones
calladas, los dos hermanos llegaron a un acuerdo.
Lanzarían al aire una moneda, y el perdedor
trabajaría en las minas para pagar los estudios
al que ganara. Al terminar sus estudios,
el ganador pagaría entonces los estudios
al que quedara en casa con las ventas de sus obras.
Así, los dos hermanos podrían ser artistas.
Lanzaron al aire la moneda un domingo al salir de la Iglesia-
Uno de ellos llamado Alberto Durero, (o Albretch Dürer en Alemán), ganó
y se fue a estudiar a Nüremberg.
Entonces el otro hermano, comenzó el peligroso trabajo en las
minas, donde permaneció por los próximos cuatro años para
sufragar los estudios de su hermano,
que desde el primer momento
fue toda una sensación en la Academia
Los grabados de Alberto, sus
tallados y sus óleos llegaron a ser
mucho mejores que los de muchos profesores
y para el momento de su graduación, ya había comenzado a ganar
considerables sumas con las ventas de su arte
Cuando el joven artista regresó a su aldea, la familia Durero se
reunió para una cena festiva en su honor.
Al finalizar la memorable velada Alberto
se puso de pié en su lugar de honor en la mesa,
y propuso un brindis por su hermano querido, que tanto se
había sacrificado trabajando en las minas
para hacer sus estudios una realidad.
Y dijo: "Ahora, hermano mío, es tu turno.
Ahora puedes ir a Nüremberg a perseguir tus
sueños, que yo me haré cargo de todos tus gastos"
Todos los ojos se volvieron llenos de expectativas hacia el rincón
de la mesa que ocupaba su hermano.
Pero este, con el rostro empapado en
lágrimas, se puso de pié y dijo suavemente:
"No, hermano, no puedo ir a Nüremberg
Es muy tarde para mí.
Estos cuatro años de trabajo en las minas
han destruido mis manos.
Cada hueso de mis dedos se ha roto al
menos una vez, y la artritis en mi mano derecha
ha avanzado tanto que hasta me costó trabajo
levantar la copa durante tu brindis.
No podría trabajar con delicadas líneas
del compás a el pergamino y no podría
manejar la pluma,
ni el pincel. No hermano,
para mí ya es tarde.
Pero soy feliz de que mis manos deformes
hayan servido para que las tuyas
ahora hayan cumplido su sueño"
Más de 450 años han pasado
desde ese día.
Hoy los grabados, óleos, acuarelas, tallas
y demás, obras de Alberto Durero pueden ser
vistas en museos alrededor del mundo.
Pero seguramente la mayoría de las personas,
solo recuerda uno.
Seguramente hasta tenga uno en su oficina o en casa.
Es el que un día, para rendir homenaje
al sacrificio de su hermano Alberto Durero dibujo:
las manos maltratadas de su hermano, con las palmas
unidas y los dedos apuntando al cielo.
Llamó a esta poderosa obra simplemente "MANOS"
pero el mundo entero abrió de inmediato su
corazón a su obra de arte
y se le cambió el nombre a la obra
por el de "MANOS QUE ORAN"
La próxima vez que veas una copia de esta obra
mira la bien
Y ojalá que sirva para que, cuando te sientas
demasiado orgulloso de lo que haces, y muy pagado de ti mismo
recuerdes que en la vida
¡ nadie nunca triunfa solo!

2 comentarios:

RosaMaría dijo...

Es una maravillosa historia de amor y renunciamiento. Qué tiempos duros se vivían!
Me alegro de haberla leído es muy aleccionadora en estas épocas en que nadie renuncia a nada, salvo en contadas circunstancias.

Unknown dijo...

Una historia preciosa,cuanto hubiese dado yo por tener hermanos así.Me ha entrado curiosidad por el pintor que desconozco totalmente y lo voy a investigar.charo